domingo, 22 de enero de 2012

Combustión


"Combustión"

Me he sentado sobre el musgo rojo de Luzón
a contemplar el paisaje desierto
que deja el infierno alentado por la imprudencia
y el endiosamiento de los hombres.
Las areniscas dibujan modernistas balcones
cubiertos de forja ocre
y yo me siento a fumar el humo del incendio
para serigrafiarlo en mis pulmones.
Intentaré no olvidar
que no he de ser el último
que enfangue de barro
sus botas en estas tierras,
antaño vestidas de verde rodeno.
Cerca del Marojal
los cauces secos
trazan esponjosas calzadas
al abrigo de la maleza.
Somos nosotros quienes llevamos el mal
a lugares donde no tiene porqué arraigar.
"Combustión", reza la obra holliwoodiense de mierda
de un escultor ajeno al daño pertrecho.
Madera marina, acero y cemento,
10 x 1,80 metros aproximadamente.
Obra permanente, inconsecuente.
Qué inane resulta el arte
venido de fuera.
             (En homenaje a Celso y Mariano - forestales rayanos -, al pueblo de La Riba y a todos aquellos que vieron su monte arder ese 18 de julio de 2005).


jueves, 19 de enero de 2012

Génesis: Libro Primero de Moshé


En el principio fue la mentira
y la explotación de la ignorancia.
Las tinieblas dejaban bailar
a los pájaros anacoretas
en los silencios de la noche.
Después trajeron el miedo
en un arca de oro
para repartirlo a los pobres
faltos de pan.
Separaron las aguas
y con ellas los países
para romper la hermandad
que permite a uno ponerse en el lugar del otro.
Agotaron la tierra fértil
para evangelizar el hambre
que sometiese a todos
bajo un oxidado yugo.
Todo lo demás
se haría solo.
Dentro de poco
el cielo se nos caerá encima;
con tanta gente allí
sin haberse demostrado
su existencia ingrávida.

Jonás García

Jonás García


Mi nombre es Jonás García,
el no nacido.
Nadie me engendró
ni si atrevió a decir mi nombre
en el momento de la consumación.
Ninguna partera cortó el cordón umbilical
que todavía me une al vientre de la madre.
Y sigo vivo.
No salí del vientre de la ballena
dando un paseo en barca
sino con un pica-hielos en la mano
para trepanar religiones.
Y sigo dentro.
Tampoco rogué a un dios colérico
que nunca da nada
sin recibir nada a cambio
ni por error.
Y sigo vivo.



martes, 17 de enero de 2012

Aquella noche no lloré

Aquella noche no lloré
pero pude haber llorado;
tampoco grité
ni me imaginé tirando piedras a un estanque roto,
pero rompí todos los cristales
que llevaba clavados dentro
para que se multiplicasen hasta el infinito.

El dolor llevado al infinito
se olvida mejor
pues no sabes donde encontrarlo.

Aquella noche no lloré,
mis ojos tampoco veían nada
por el peso de mi cabeza
que no les dejaba respirar.

Aquella noche no lloré,
las lágrimas no estaban.
Quizás tampoco yo,
de ahí mi ausencia de sentimientos.

Aquella noche no lloré
pero pude haber llorado.

EL ODIO DE CAÍN

EL ODIO DE CAÍN

El Odio de Caín es el sueño de un oso esquivo
tras la mirada de su hermano inocente por no nacido.
El Odio de Caín se esconde tras el aliento humano
del amanecer nevado.
El Odio de Caín no es consciente
pero hiere como una hoja de afeitar sincera.
El Odio de Caín no teme
al dolor humano ni a sus amenazas.
El Odio de Caín crece
con el frío de la mañana.
El Odio de Caín no reconoce
sílabas trabadas.
El Odio de Caín late
entre construcciones cúbicas
que delatan añoranza de hogar pretérito.
El Odio de Caín muere
a la hora de comer
si el postre es tarta de chocolate con bizcocho.
Pero está esperando
para volver a nacer mañana.