martes, 27 de marzo de 2012

Si entre los dos suman diez es porque tienen diez cada uno.



Ya la había perdido entre el eco de mi voz
cuando quise rescatarla de su laberinto
cuyos muros yo mismo había levantado 
con mis manos.
Me lo anunciaron sus ojos
desprovistos de mirada
de tanto querer ver
a través de sus oídos.
Me lo advertía su ausencia
cuando yo me escuchaba
hablando en lengua arcana y semítica
ajena al lenguaje del agua.
Pintaré ojos en mis dedos
sobre una boca alegre
que regala sonrisas
al contar.
Regresa Ana María,
ya he aprendido
que si entre dos suman diez
es porque tienen diez cada uno.

("Pensaema" a Ana María Arias, tras darme cuenta de que quien se equivocaba era yo, al decirle que si entre dos tienen diez cerezas no podían tener diez cada uno)

viernes, 23 de marzo de 2012

POEMA EDGARIANO



POEMA EDGARIANO
¡Rafa tú!
¿Rafa yo?
Rafatú.
¡Rafael!
Rafa él ... no.
Profe, Rafa tú.
La Calabaza Pepa
no puede andar.
(poemamiento o pensaéma de Edgar Caballero
6 años, Asturias)

lunes, 12 de marzo de 2012

El Inocente



El inocente juega con la muerte
por no sentirse amado,
ni útil, ni necesario.
Contiene sus lágrimas
en el camino maltrecho 
del silencio esquivo,
antesala de la espera
por su condición de impaciente.
Desea ocupar un trono ajado
en medio de una cordillera de nubes
y colmillos de jabalí
donde sus pies se balanceen
sin que sus suelas rotas
rocen el suelo.
El suelo de la cordura,
de la sumisión aprendida
para enlazar raíces
con el resto del mundo vegetal
que huye de la carne
al tiempo que del corazón.
El inocente respira,
descansa,
macera,
huele,
teme,
suda.
Vuelve.
Quizás tan sólo necesitaba un abrazo.
Ya lo tiene.
Ahora juega a su inocencia.
Y sabe que no está en un sueño.

martes, 6 de marzo de 2012

En la cola del Santander


míralo aún sigue en la puerta con el móvil pegado a la oreja como un complemento más de su pelo engominado o de su brillante alopecia.
me gustaría saber de qué cojones se ríen en la puerta de sus bancos con el maletín en una mano y el móvil en la otra hablando con alguien que seguramente se está riendo también de lo mismo que este primero.
seguro que se ríen de mí  de nosotros y se lo cuentan el uno al otro mientras yo miro con mi cara de lelo sin saber ni qué decir pero con una ganas locas de plantarles un puñetazo en los morros  y ver como se caen al suelo sus gafas de montura al aire haciéndose mil pedazos sus cristales orgánicos.
no no te rías o al menos no lo hagas delante de mí en la puerta de tu finca blindada mientras mi dinero te hace tanta gracia como para contárselo a otro con tu mismo traje ondeante como bandera negra y tu misma cara de gilipollas y sólo vosotros dos le pilléis la gracia al chiste.
o si no ríete pero no llames a tus abogados cuando te parta los morros y después llame con tu móvil  para contarselo a un colega y nos doblemos de risa mientras compruebas que entre los dientes que se tambalean en tu boca aún queda alguno ileso. seguramente sean las muelas del juicio.

- El siguiente por favor -.

domingo, 4 de marzo de 2012

Cuando los elefantes sueñan con la música



Cuando los elefantes sueñan con la música
cruzamos la manchega llanura 
rumbo al sur.
Te mece su nana,
arropa tu sueño,
mientras tamborilean en la luna delantera
las aguas de marzo.
Sólo mi voz distraída,
mezclada con el eco de Jobim,
te devuelve a un tiempo presente
en el que deslumbran los quitamiendos fugaces
de la carretera.
Saudade mi niña, saudade,
de donde partimos
y hacia donde vamos.
Saudade.
                                                         (Sin elefantes,
                                                                  cada viernes está incompleto
                                                                                            y el día se acaba 
                                                                                                        al cumplir veintitrés horas.
                                                                                                                                        Saudade.).

                               (Gracias Carlos Galilea, a ti que nos serviste la bossa en bandeja de plata).