martes, 24 de julio de 2012

Caramelos de Malvavisco

Caramelos de Malvavisco

La demencia trae el recuerdo
de caramelos de malvavisco
hechos con azúcar tostado.
De un perro que no quiere ladrar
por la ausencia de niños que lo molesten,
pero que sigue ahí, inmovil, perenne.
Anunciando las últimas horas.

¡Llevadme a mi casa!,
ya sé que estoy en ella,
pues no os cansáis de repetirlo,
pero me siento desprotegida,
en la calle,
a merced de lo extraño y ajeno.

La demencia me crece
entre letanías de viudas beatas
que me han encerrado tras las puertas
de color verde persiana tachonadas en negro.

¡Abridme las puertas!
Quiero descansar en mi patio con pozo
y mirar como pasa el tiempo tras la ventana,
donde la demencia no crece
ni necesito que me envenenen con yogurt azucarado,
galletas con leche y gajos de naraja.

Dejadme en mi casa,
con mi tresillo de tela
mi foto de boda,
mi bastón de madera
y mi reloj que hace años no suena.


2 comentarios:

  1. El día que me den yogur azucarado sabré que el fin está cerca.

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  2. Chema, es que no se puede fiar ya uno ni de las esponjas de ca la segunda (ni de los caramelos de malovavisco de la tienda de López, aunque de esa yo por lo menos ni me acuerdo; de la Raquel, la Eufemia, la Anselma y Juanito Tó sí claro).

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